Una explosión brillante y extraña en el espacio que desconcertó a los astrónomos durante más de un año
El pasado 13 de junio, mientras escudriñaban el cielo, un equipo de astrónomos detectó una explosión rápida e intensa de ondas de radio proveniente, sorprendentemente, dentro de nuestra propia galaxia.
Este fenómeno, conocido como un Puente de Radio Rápido (Fast Radio Burst, FRB), es uno de los eventos más enigmáticos en el campo de la astronomía, y ahora, tras un año de investigación, se ha localizado su origen.
El hallazgo en el observatorio de WA
El detector se encontraba en el Observatorio de Radioastronomía del Meseta de Murchison, en Australia Occidental, un lugar remoto donde el cielo despejado y la calma del desierto brindan condiciones ideales para los estudios astronómicos.
Utilizando el Australian Square Kilometer Array Pathfinder (ASKAP), se buscaban señales raras provenientes de galaxias distantes. Sin embargo, la señal detectada no mostró dispersión de frecuencias, lo cual indicaba que su origen estaba a menos de unas pocas centenas de años luz, dentro de nuestra galaxia en lugar de billones, como ocurre con otros FRB.
La sorprendente fuente del pulso
La investigación reveló que la señal provenía de un satélite en desuso llamado Relay 2, lanzado en 1964. La hipótesis inicial de que una nave en estado de inactividad pudiera emitir tal rayo generó una gran curiosidad.
¿Interferencia o fenómeno astronómico?
Al analizar los datos, el equipo se dio cuenta que la señal probablemente fue causada por una descarga electrostática en el satélite, un fenómeno conocido como «descarga electrostática». Estas cargas eléctricas pueden acumularse en satélites expuestos a gases cargados en el espacio y, en ocasiones, descargar creando destellos de radio.
Esto no es algo nuevo en la investigación espacial pero no había sido registrado en relés tan antiguos como Relay 2.
Implicaciones y futuras investigaciones
Este hallazgo abre la posibilidad de monitorizar la actividad de satélites antiguos y en desuso mediante radiofrecuencias, ayudando a distinguir entre interferencias humanas y señales astronómicas reales. Además, demuestra que muchas señales de FRB podrían ser en realidad productos de contaminación por satélites, y no fenómenos cósmicos.
¿Qué más podemos encontrar en el cielo?
La investigación indica que, si se amplía la vigilancia a escalas de nanosegundos, muchos más eventos similares podrían ser detectados. La relación de estos pulsos cortísimos y brillantes con los satélites en órbita abre una nueva vía para entender y distinguir las señales espaciales auténticas de la interferencia humana.
Y, en efecto, el equipo ha también detectado otros fenómenos no relacionados con satélites, usando observaciones en diferentes frecuencias, ampliando nuestro conocimiento del universo y sus misterios.
Conclusión
Este descubrimiento, más allá de resolver un misterio espacial, resalta la importancia de distinguir entre fenómenos astronómicos genuinos y la interferencia de nuestras propias tecnologías en las mediciones. La vigilancia constante y el avance en tecnologías de detección prometen seguir revelando secretos del cosmos, mientras aprendemos a filtrar la ‘basura’ espacial que nos distrae.
Para más información sobre los eventos en space y tecnología, visita la página oficial de Phys.org.
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